Si seguimos con el mismo nivel de inversión actual, tendrán que pasar 90 años antes de que cualquier ser humano pueda gozar de su derecho a acceder a un agua sana. Pero, ¿por qué? ¿No hay agua para todos?

El acceso al agua y es uno de los mayores retos del siglo XXI. Según la ONU las consecuencias relacionadas con el consumo de agua no potable provocan cada año más víctimas mortales en todo el mundo que cualquier tipo de violencia, y según datos de la ONU, 1.100 millones de personas en el mundo carecen de acceso a un agua segura y 2.400 millones de personas no tienen acceso a instalaciones sanitarias básicas.

Cada año alrededor de cuatro millones de personas, la mayoría de ellas menores, mueren por enfermedades relacionadas con el agua. ¿Por qué? ¿No hay agua para todos?

Como ocurrió con el petróleo en el siglo XX, el agua podría convertirse en la materia prima esencial del siglo XXI. Su uso aumenta más del doble que la tasa de crecimiento demográfico mundial.
Este organismo prevé que el uso del agua repunte un 50% entre 2007 y 2025 en los países en desarrollo y un 18% en los países desarrollados. Su empleo es cada vez mayor en los países más pobres y aumenta en un contexto de mayor trasvase de población de las zonas rurales a la ciudad.

Como consecuencia del cambio climático se espera un repunte de desastres como inundaciones, sequías y cambios en los patrones de precipitación, que afectarán antes y de forma más dura a los países pobres. Encaramos un gran reto. ¿Habrá agua suficiente si la población sigue aumentando, como se predijo, a 9.000 millones de ciudadanos a mediados de siglo? Hay una gran cantidad de agua en la Tierra, por lo que probablemente no se va a acabar. El problema es que el 97,5% de ella es salada y del 2,5% restante que es dulce, dos tercios está congelado.

Sólo el 8% del suministro de agua dulce del planeta va a uso doméstico, el 70% se emplea para el riego y el 22% en la industria.

Las sequías y la escasez de lluvias contribuyen a lo que se conoce como “riesgo del agua”, junto con las inundaciones y la contaminación. “El agua va a convertirse en un factor limitante en nuestras vidas, se producirá una modificación de las prioridades de los recursos para hacer frente a los retos del agua que plantea el cambio climático y la creciente urbanización.

Lo que podemos hacer nosotros

Evitar que la escasez del agua se acelere está en nuestra mano, tomando más consciencia del uso que hacemos del agua y cambiando algunos hábitos estaremos contribuyendo en el ahorro del agua y la protección de nuestro planeta.

  • Captar agua de lluvia: La captación pluvial es un sistema sostenible, lo llaman “Cosecha de Lluvia” y es el resultado de captar el agua de la lluvia que llega a los techos de las casas, la clave esta en la limpieza para poder volver a usar el agua captada. Utilizar el agua de lluvia para nuestras tareas diarias, nos ayudará a ahorrar en nuestra factura del hogar de forma considerable.
  • Educar y enseñar en la cultura del ahorro de agua: Educar a los pequeños y jóvenes la cultura del ahorro en los recursos como el agua evita que el consumo sea considerado y no desperdiciado.
  • Instalaciones eco-amigables: la instalación de grifos monomandos, cisternas con doble descargar o los reductores de caudal nos permiten ahorrar una cantidad considerable de agua en nuestro día a día.
  • Evitar las fugas: eludir los goteos en los grifos y arreglar las tuberias perjudicadas es de fundamental puesto que pueden llegar a consumir entre cincuenta y cien litros por mes.

Aunque estás acciones sean a prácticas a pequeña escala, si todos las llevamos a cabo tendrán un efecto muy beneficioso tanto en nuestro planeta como en la economía doméstica del hogar.